Monsanto no solo posee plantas modificadas genéticamente,
sino que ahora pretende patentar nuestras frutas y verduras y
apropiarse de ellas. Si Monsanto patentase una variedad
de tomates, por ejemplo, nadie podría plantar dicha variedad sin
pagar una cuota. Es como si dijeran que el olor a mar es suyo y
luego nos exigieran un pago por disfrutar de ese olor.
Actualmente no se permite patentar animales ni cultivos producidos de manera convencional. A pesar de ello, se han tomado 120 decisiones erróneas y existen más de 1.000 solicitudes de patente en trámite [1]. Pero juntos podemos intentar pararlas.
Información adicional
| ¿Quién es quién?
[1] http://www.globalagriculture.org/whats-new/news/news/en/30521.html
[2] https://en.wikipedia.org/wiki/European_Patent_Convention
Actualmente no se permite patentar animales ni cultivos producidos de manera convencional. A pesar de ello, se han tomado 120 decisiones erróneas y existen más de 1.000 solicitudes de patente en trámite [1]. Pero juntos podemos intentar pararlas.
Dentro de solo dos días, el organismo encargado de tomar
estas decisiones, la Oficina Europea de Patentes, se pronunciará
sobre una solicitud de patente que Monsanto ha presentado sobre
una variedad de melón. Como movimiento de ciudadanos
europeos, podemos hacer dos cosas para parar esta resolución:
apelar a la Comisión Europea y a los Estados miembros de la
Organización Europea de Patentes para que pongan fin a este
proceso.
Juntos podemos cambiar las
cosas: firma la petición para parar los pies a Monsanto
Si se permite que las grandes empresas empiecen a
patentar hasta los aspectos más básicos de la naturaleza, como
la nuestras frutas y verduras o nuestros animales, se
estará poniendo en peligro nuestro futuro de una manera difícil
de concebir.
Imagínate un ganadero que lleva trabajando con una raza
determinada de vacas durante varias generaciones. Si Monsanto
compra la patente de esa raza en particular, cada vez que nazca
una vaca en su granja dicho ganadero deberá pagar una cuota a
Monsanto por ser el dueño de la patente de la raza.
Si te preguntas por qué la Oficina de Patentes permite
que se patente la vida, te interesará saber que dicha oficina
recibe un pago por cada patente. De eso vive. La única
manera de evitar que continúe lucrándose con la venta de patentes
de plantas y animales comunes es que todos nosotros presionemos a
la Comisión Europea y a los Estados miembros de la Organización
Europea de Patentes.
La naturaleza y la propia vida no pueden ser propiedad de nadie,
especialmente de las multinacionales. Pasa a la acción y anima a
tus amigos y familiares a movilizarse.
Por nuestro futuro, por la naturaleza,
Virginia, Jörg, Mika y el equipo de WeMove.EU
Campaña en colaboración con Campact de Alemania y la
organización europea No Patents on Plants.
Convenio sobre la Patente Europea: El Convenio
sobre la Patente Europea (CPE) del 5 de octubre de 1973 es un
tratado multilateral firmado por 38 Estados miembros que
constituye la Organización Europea de Patentes y sus dos
organismos: la Oficina de Patentes Europea y el Consejo
Administrativo. El CPE representa el marco legal autónomo según el
cual se conceden las patentes. Los Estados miembros son los 28
países que forman parte de la Unión Europea junto con Noruega,
Suiza y Turquía [2].
Consejo Administrativo: Los 38 Estados miembros
de la Organización Europea de Patentes forman un Consejo
Administrativo. El Consejo supervisa el trabajo de la Oficina
Europea de Patentes (OEP). Cada Estado miembro tiene el derecho de
dirigirse al Consejo para cambiar el trabajo realizado por la
Oficina Europea de Patentes.
Oficina Europea de Patentes: La Oficina Europea
de Patentes (OEP) actúa como brazo ejecutivo de la Organización
Europea de Patentes. Los examinadores de la OEP se encargan de
estudiar las solicitudes europeas de patentes presentadas con el
fin de decidir si conceden una patente por una invención [3].
Referencias:[1] http://www.globalagriculture.org/whats-new/news/news/en/30521.html
[2] https://en.wikipedia.org/wiki/European_Patent_Convention